PROTOCOLO ANTES DE LA MUERTE

La muerte es algo connatural al ser humano, pero en ocasiones nos puede tomar de improviso, sorprendiéndonos tanto que a veces no sabemos qué hacer ni qué decir.

Desde niños, hasta ancianos… Tristemente, nadie escapa a ella. A lo largo de nuestra vida

 nos toparemos con decesos que nos afecten, que ocurran en nuestro círculo de familiares o amigos.

La pérdida de un ser querido afecta profundamente a las personas que se quedan, por eso hay que saber cómo actuar, qué decir y qué hacer ante esta situación.

 Nos enfrentamos a un profundo e intenso dolor emocional y debemos ser respetuosos con los procesos de duelo de los más allegados al difunto.

Aunque cada muestra de cariño y de pésame es totalmente personal, para actuar frente a estos sucesos existe un protocolo que varía según la cultura.

Como para cualquier situación de índole social, son normas de comportamiento totalmente aceptadas para este proceso. El saber estar es siempre valorado, pero en situaciones delicadas como esta se valora el doble.

EL VELATORIO

La finalidad del velatorio del difunto es acompañar y reconfortar a los más allegados del difunto. Es un espacio de tiempo en el que se despide al difunto, y es un momento importante en el proceso de duelo.

  El velatorio, en Argentina, suelen durar entre 6 a 24 horas y se puede dar en el las salas velatorias especialmente habilitadas de las empresas fúnebres, o en el domicilio particular (algo inusual en los tiempos que corren). Las empresas de servicios fúnebres son lo recomendable, puesto que se encargan de todo: trámites, atenciones personalizadas, horarios, comodidad, higiene, etc. Acudir al velatorio es importante para los deudos.

   Sólo la presencia ya es un gesto muy honrado y valorado. Allí se acostumbra a dar el pésame y a acompañar a la familia inmediata del difunto. Su visita debe de servir para reconfortar a la familia y acompañarla, por ello si no llega otra visita que le tome el relevo no debe de irse.